Nodoycrédito dijo:
Doña Pussy. Si parecen los Village People. Ya sabe de que pie cojeaban …
Don Tumbaollas, el meneito del socorrista es un tanto sospechoso. En fin usted mismo.
Me quedo con la manguera enhiesta del bombero negro. Puritita envidia.
No me lo tengan en cuenta. Vengo de clase de tenis y se me resiste el revés a dos manos.
Neverra y Mahou 5 estrellas es lo que me hace falta.
Buenos días. Ideas ¿de verdad? Secta de trasnochados madre mía.
…………………
Ramius dijo:
Claro que sí, doctor!
Otra falacia comúmente extendida consiste en creer que los servicios básicos son sanidad y educación, y que por ende tienen que ser públicos, porque sí. No nos hemos parado a pensar, primero, que la mayoría de los presentes vivos no conocemos de primera mano, ningún otro sistema, y, segundo, cual ha sido el origen de esos “servicios públicos esenciales”.
Se está asumiendo que la igualdad, en el sentido más general de la palabra, es per se un objetivo a perseguir; y este humilde comandante no está nada seguro de ello. Verbigracia: ¿es bueno gastar ingentes sumas de dinero en proporcionar estudios universitarios a una persona con excelentes habilidades para la carpintería? ¿Es bueno pagarle a un anciano un descanso estival en Torremolinos pero no darle ni un duro para sus gafas?
Tantos años de “todo gratis” han desvirtuado el sentido del “bien común”, “servicio esencial”, “no discriminación”, “derecho”.
A tal punto hemos llegado que, nos hemos (se han) cargado de un plumazo el“servicio-derecho” más esencial: la vida.
Luego nos extrañamos de que la mitad (al menos) de eXpaña sea tan botarate que exclame “Tengo derecho a que el Estado me pague un piso: lo ponela Constitución ”. Y como tengo ganas de neverrra (vaya otoño primaveral) yo le respondería: “Tu, a lo que tienes derecho, es a que te den la tuyas y las del pulpo, por caradura”.
Otra falacia comúmente extendida consiste en creer que los servicios básicos son sanidad y educación, y que por ende tienen que ser públicos, porque sí. No nos hemos parado a pensar, primero, que la mayoría de los presentes vivos no conocemos de primera mano, ningún otro sistema, y, segundo, cual ha sido el origen de esos “servicios públicos esenciales”.
Se está asumiendo que la igualdad, en el sentido más general de la palabra, es per se un objetivo a perseguir; y este humilde comandante no está nada seguro de ello. Verbigracia: ¿es bueno gastar ingentes sumas de dinero en proporcionar estudios universitarios a una persona con excelentes habilidades para la carpintería? ¿Es bueno pagarle a un anciano un descanso estival en Torremolinos pero no darle ni un duro para sus gafas?
Tantos años de “todo gratis” han desvirtuado el sentido del “bien común”, “servicio esencial”, “no discriminación”, “derecho”.
A tal punto hemos llegado que, nos hemos (se han) cargado de un plumazo el“servicio-derecho” más esencial: la vida.
Luego nos extrañamos de que la mitad (al menos) de eXpaña sea tan botarate que exclame “Tengo derecho a que el Estado me pague un piso: lo pone
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