Jaungoikoa! Patxilo como Moisés en el desierto y Eguiguren como Yahvé (la yahvé de la paz; toma chiste malo)
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¡Un carro, dos carros, tres carros…! ¡Coño Carrefourt!
Neverrraaa!!
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Van Chusito y Currin por la Concha de paseo, y de pronto dicen:
Chusito: ¡Tutélame!
y le responde Currin: ¡Dame tu tela!
y le responde Currin: ¡Dame tu tela!
A la neverra sé ir solo.
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Van dos de la Federación esa de Valencia hablando, y dice uno que al sentir unas molestias en el abdomen ha tenido que ir a la consulta del médico.
¿Y te reconoció?-pregunta el otro.
Al momento-responde el anterior- me dijo ¡Pasa, maricón!
¿Y te reconoció?-pregunta el otro.
Al momento-responde el anterior- me dijo ¡Pasa, maricón!
La vida en la neverra, es como Teruel, también existe.
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D. Espía, creí que iba a contar este:
El padre vasco ex militar que le pregunta al hijo que tal le fué su primer salto en paracaidas en el ejército.
-Tenia miedo a saltar, pero el sargento me dijo que o me tiraba o me violaba
-¿Y saltaste?
-Al principio un poquito, papá
-Tenia miedo a saltar, pero el sargento me dijo que o me tiraba o me violaba
-¿Y saltaste?
-Al principio un poquito, papá
Neverra
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Uno de paracaidistas.
Un avión, dentro un pelotón de nuevos paracaidistas con su Sargento instructor al mando. Primer salto de los soldados. El sargento:
-Bueno, chicos, ha llegado el momento de la verdad.
Silencio sepulcral.
-Como hemos vistos en las teóricas, antes de saltar enganchamos este mosquetón en el cable y cuando se encienda la luz verde, saltamos. No os preocupéis, porque es muy seguro: al saltar el mosquetón queda trabado y tira de la anilla que abre automáticamente el paracaídas, si en un remoto caso no llegara a abrirse, en el pecho lleváis el de emergencia, tiráis de la anilla y se abrirá éste.
Y uno de los novatos, pregunta:
-¿Y si ese no se abre tampoco, mi sargento?
-¡Uf! Entonces como hacen los indios en las películas: al grito de Jerónimo….que sea lo que Dios quiera.
Se tiran todos, y al momento, algo llama la atención del piloto del avión que dirige la mirada hacia la ventanilla lateral: uno de los soldados( de Bilbao, para más señas) aleteando como un desesperado, moviendo los brazos a modo de alas con toda sus fuerzas y gritando:
-¡¡¡Ahivalaostia!!! ¿Cómo se llamaba el indio, pues?
Un avión, dentro un pelotón de nuevos paracaidistas con su Sargento instructor al mando. Primer salto de los soldados. El sargento:
-Bueno, chicos, ha llegado el momento de la verdad.
Silencio sepulcral.
-Como hemos vistos en las teóricas, antes de saltar enganchamos este mosquetón en el cable y cuando se encienda la luz verde, saltamos. No os preocupéis, porque es muy seguro: al saltar el mosquetón queda trabado y tira de la anilla que abre automáticamente el paracaídas, si en un remoto caso no llegara a abrirse, en el pecho lleváis el de emergencia, tiráis de la anilla y se abrirá éste.
Y uno de los novatos, pregunta:
-¿Y si ese no se abre tampoco, mi sargento?
-¡Uf! Entonces como hacen los indios en las películas: al grito de Jerónimo….que sea lo que Dios quiera.
Se tiran todos, y al momento, algo llama la atención del piloto del avión que dirige la mirada hacia la ventanilla lateral: uno de los soldados( de Bilbao, para más señas) aleteando como un desesperado, moviendo los brazos a modo de alas con toda sus fuerzas y gritando:
-¡¡¡Ahivalaostia!!! ¿Cómo se llamaba el indio, pues?
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